#LantimarTalks | Posidonia: la joya que da vida al Mediterráneo balear

Nos reunimos con Marcial
Bardolet
en el Hotel Nixe Palace, un lugar privilegiado junto al mar, donde nos sentamos a hablar sobre uno de los mayores tesoros naturales del Mediterráneo: la Posidonia oceanica. Queremos agradecer al hotel por ofrecernos este entorno inspirador, que además tiene un significado especial para nuestro invitado.

Marcial nos recuerda que el Nixe fue el barco del Archiduque Luis Salvador de Austria, un pionero en documentar y compartir la riqueza del Mediterráneo. Admirador declarado de su obra, Marcial encuentra en ese legado una fuente constante de inspiración en su misión diaria de proteger el mar Balear.

Con este contexto en mente, iniciamos una conversación que pone de relieve la importancia de la posidonia, su papel en la salud del ecosistema y los esfuerzos continuos para protegerla.

Marcial lo tiene claro: la posidonia es la joya del Mediterráneo. “No es un alga, como mucha gente cree, sino una planta que forma auténticos bosques submarinos”, explica. Estos prados son responsables de la transparencia de las aguas baleares, de la biodiversidad de la región y de sus valiosos recursos pesqueros. «Es el hábitat número uno, porque no solo da vida dentro del mar, sino también fuera: gracias a la posidonia, tenemos playas tan hermosas y aguas cristalinas.»

Uno de los efectos más visibles de la posidonia es la transparencia del agua. “Cuando las aguas están claras, la luz solar penetra más profundamente, lo que permite que la posidonia crezca hasta los 40 metros”, explica Marcial. Esto crea extensos prados verdes que, al final del verano, renuevan sus hojas como un bosque caducifolio. “Las hojas secas llegan a la costa, pero eso no significa que la planta esté muerta: se está regenerando. Es parte de su ciclo natural.”

En general, la posidonia en las Islas Baleares se encuentra en buen estado, en parte porque el archipiélago no está altamente industrializado. Sin embargo, existen dos grandes amenazas: los vertidos de aguas residuales—especialmente en la bahía de Palma—y el impacto de los anclajes de grandes embarcaciones.

“Durante años, la presión del fondeo fue enorme, pero gracias a la colaboración entre el Gobierno, las empresas privadas y el sector náutico, hemos logrado reducir significativamente el impacto”, señala Marcial.

Desde 2018, las Islas Baleares cuentan con la legislación más estricta del Mediterráneo: está prohibido fondear sobre la posidonia, sin importar el tamaño de la embarcación. “En Francia, por ejemplo, la prohibición solo se aplica a embarcaciones de más de 24 metros. Aquí, la protección es absoluta.”

Para hacer cumplir la normativa, se combinan varias herramientas:

  • Cartografía oficial y aplicaciones móviles que ayudan a identificar las zonas de arena.
  • Eco-friendly mooring fields, which avoid the use of anchors.
  • A surveillance service with 19 vessels advising captains on how to anchor correctly.

Los resultados son alentadores: “El noventa y cinco por ciento de las embarcaciones ahora fondea mucho mejor que antes. Especialmente los grandes yates, que utilizan aplicaciones y cartas digitales. La concienciación ha mejorado enormemente.”

La innovación está transformando la protección de la posidonia. Hoy en día se utilizan satélites, drones y sonares submarinos para cartografiar el fondo marino con gran precisión. “El objetivo es crear un gemelo digital marino de la posidonia en las Islas Baleares que pueda servir como modelo para todo el Mediterráneo”, afirma Marcial.

El plan de futuro incluye la instalación de más campos de fondeo ecológicos en zonas de alta presión, especialmente en Ibiza, Formentera y en áreas específicas de Mallorca y Menorca. “Queremos que fondear sin dañar la posidonia sea siempre posible. También es importante que los precios sigan siendo accesibles para la población local, con tarifas adaptadas al tamaño y uso de la embarcación, incluso con pases diarios para barcos pequeños.”

El servicio de vigilancia de la posidonia funciona durante todo el año para concienciar a los capitanes y las tripulaciones. “El contacto directo en el mar es invaluable, pero también realizamos campañas previas a la temporada en puertos de la Riviera Francesa, Valencia y Cataluña. Queremos que el mensaje les llegue antes de que lleguen aquí.”

El cambio es evidente: muchos capitanes ahora llaman directamente al servicio para preguntar dónde pueden fondear o cómo usar las aplicaciones. “Antes eran los ciudadanos quienes denunciaban las infracciones; ahora son los capitanes quienes nos buscan para asegurarse de fondear correctamente.”

La sociedad también juega un papel clave. Los clubes de buceo han estado colaborando en el seguimiento científico durante más de 20 años, recopilando datos sobre el estado de conservación de los prados de posidonia.

Además, el Aula del
Mar en Palma
se ha convertido en un referente educativo: “Cada año, miles de escolares lo visitan. Hace veinte años, nadie sabía qué era la posidonia; hoy, si preguntas en un aula, la mayoría de los niños levantan la mano. Eso garantiza la conservación a largo plazo.”

El Mediterráneo es uno de los mares que más rápido se calienta. Por encima de los 28 ºC, la posidonia entra en estrés térmico. “Es preocupante, porque cada vez vemos más olas de calor marinas”, admite Marcial.

Al mismo tiempo, la posidonia es un aliado poderoso en la lucha contra el cambio climático: captura carbono de manera mucho más eficiente que un bosque tropical y protege la costa de la erosión. “El ochenta por ciento de la arena de nuestras playas proviene de diminutos organismos que viven en la posidonia. Sin ella, perderíamos las playas y, con ellas, gran parte de nuestra identidad cultural y turística.”

Las Islas Baleares son pioneras no solo por la regulación, sino también por la implicación social. “Aquí existe una conciencia ciudadana, científica y empresarial que no se da en todos los países. Ese equilibrio ha sido clave.”

El modelo balear ya se está replicando en otras regiones gracias a
la Red Mediterránea de Posidonia
, que conecta a gobiernos, ONG e instituciones de investigación. “Hemos recibido visitas de Turquía, Túnez y Francia, todos ansiosos por aprender de lo que hemos logrado aquí.”

¿Es posible replantar posidonia? Marcial explica que es un proceso muy lento: “La recuperación natural de un prado destruido puede tardar hasta 100 años”. Por ello, enfatiza la importancia de la restauración pasiva: eliminar los impactos antes de que ocurran. “Eliminar el impacto es inmediato; replantar a gran escala es casi imposible.”

El mensaje de Marcial es claro: “La conservación de la posidonia es una responsabilidad compartida. Gobiernos, sector náutico, empresas y ciudadanos deben remar todos en la misma dirección. Solo así podremos garantizar que las futuras generaciones sigan disfrutando de estas aguas cristalinas.”

Desde Lantimar, queremos agradecer a Marcial Bardolet por compartir su conocimiento y su compromiso con la protección de la posidonia, así como al Hotel Nixe Palace por ofrecer el escenario perfecto para esta inspiradora conversación.

La posidonia no es solo un ecosistema marino: es la esencia de las Islas Baleares, la razón de sus aguas cristalinas, su arena blanca y su biodiversidad. Protegerla significa proteger nuestro Mediterráneo, y juntos, con conciencia y acción, podemos lograrlo.